Tenía apenas 16 años cuando me vi envuelto en una situación que cambió por completo mi vida. Fue un día como cualquier otro, salí de mi casa con una camiseta que mostraba mi apoyo a la Rebelión de Abril, un movimiento de protesta que estaba cobrando fuerza en mi país.

Nunca imaginé que algo tan simple como usar una camiseta con un mensaje de protesta pudiera tener consecuencias tan graves. Mientras caminaba por la calle, fui abordado por un grupo de policías que me detuvieron y me llevaron a la comisaría. Fui acusado de incitar a la rebelión y de pertenecer a un grupo subversivo.

Pasé varias semanas en prisión, en condiciones inhumanas y sin poder ver a mi familia. Fue un período oscuro en mi vida, lleno de miedo e incertidumbre. No entendía por qué me habían encarcelado, solo por expresar mi opinión y mi descontento con el gobierno.

Afortunadamente, gracias a la presión de organizaciones internacionales de derechos humanos y a la solidaridad de muchas personas dentro y fuera de mi país, fui finalmente liberado. Pero el daño ya estaba hecho, mi juventud había sido interrumpida por un acto de represión que me marcó para siempre.

A pesar de todo, sigo siendo firme en mis convicciones y en mi lucha por la libertad y la democracia en mi país. La experiencia de haber sido encarcelado por usar una simple camiseta me ha hecho más fuerte y determinado a seguir adelante, a pesar de las adversidades.

Hoy, a pesar de los obstáculos y el miedo, sigo levantando mi voz y mostrando mi apoyo a la Rebelión de Abril y a todos los que luchan por un futuro mejor para nuestra nación. Porque la libertad de expresión es un derecho fundamental que no debe ser reprimido, y estoy dispuesto a luchar por ella, pase lo que pase.