“Nos libramos de Somoza, pero caímos en algo peor”, lamenta exguerrillero Juan Carlos Baquedano
El pasado reciente de América Latina está marcado por conflictos políticos, dictaduras y luchas por la democracia. En el caso de Nicaragua, la dictadura de la familia Somoza fue derrocada en 1979 gracias a la Revolución Sandinista, liderada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en la que participó activamente el exguerrillero Juan Carlos Baquedano.
Baquedano fue uno de los valientes combatientes que se unió a la lucha contra la opresión de la dinastía Somoza. Junto a sus compañeros de armas, lograron derrocar al dictador Anastasio Somoza Debayle y poner fin a una era de represión y corrupción en Nicaragua. Sin embargo, la alegría y la esperanza que acompañaron la caída de la dictadura se vieron empañadas por la llegada de un nuevo régimen que también trajo consigo violencia y autoritarismo.
“Nos libramos de Somoza, pero caímos en algo peor”, lamenta Baquedano al recordar los años posteriores a la Revolución Sandinista. A medida que el FSLN consolidaba su poder en Nicaragua, comenzaron a surgir divisiones dentro del movimiento y se instauró un gobierno centralizado y autoritario que limitaba las libertades individuales y reprimía a aquellos que se oponían al régimen.
El exguerrillero se muestra crítico con la evolución del país y con la traición de algunos de sus antiguos compañeros, que se alejaron de los ideales revolucionarios para convertirse en líderes corruptos y autoritarios. Baquedano recuerda con nostalgia los días de lucha y resistencia, cuando creían en la posibilidad de construir un país más justo y equitativo para todos los nicaragüenses.
Hoy en día, Nicaragua se encuentra inmersa en una profunda crisis política y social, marcada por la represión del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que ha llevado a miles de personas a exiliarse y ha generado un clima de miedo y desconfianza en la población. Baquedano, como muchos otros excombatientes de la Revolución Sandinista, se siente decepcionado y desilusionado por el rumbo que ha tomado su país.
A pesar de las dificultades y los obstáculos, Juan Carlos Baquedano sigue creyendo en la posibilidad de un cambio real en Nicaragua. Como exguerrillero experimentado, sabe que la lucha por la justicia y la libertad es larga y difícil, pero también sabe que es una batalla que vale la pena librar. Con su testimonio y su compromiso, Baquedano sigue siendo un ejemplo de valentía y perseverancia para las nuevas generaciones de luchadores por la democracia en América Latina.