En los últimos dos años, más de 90 grupos pertenecientes al sandinismo histórico han abandonado el partido gobernante en Nicaragua liderado por Daniel Ortega, conocido como el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en medio de crecientes tensiones políticas y violaciones a los derechos humanos en el país.
Este movimiento de deserciones, llamado “Borran”, ha estado ganando fuerza entre los simpatizantes del sandinismo histórico, quienes se sienten decepcionados y traicionados por el rumbo autoritario que ha tomado el gobierno de Ortega en los últimos años. Estos exmiembros del FSLN han denunciado el abuso de poder, la represión a la libertad de expresión y la corrupción que impera en el país bajo el liderazgo de Ortega y su esposa, Rosario Murillo.
Entre los miembros prominentes que han abandonado el partido se encuentran antiguos guerrilleros sandinistas, exaltos funcionarios del gobierno y líderes comunitarios que en su momento fueron cercanos a Ortega y jugaron un papel importante en la Revolución Sandinista de los años 80. Estos disidentes han formado una coalición para enfrentar al régimen de Ortega, impulsando un movimiento de resistencia pacífica y democrática para restaurar la justicia y la transparencia en el país.
El nombre “Borran” deriva de la expresión “borrón y cuenta nueva”, que simboliza el deseo de estos exmiembros del FSLN de borrar el legado de corrupción y represión que ha marcado el gobierno de Ortega en los últimos años. Su objetivo es construir una nueva Nicaragua basada en el respeto a los derechos humanos, la justicia social y la democracia participativa.
El movimiento Borran ha logrado captar la atención de la opinión pública nacional e internacional, convirtiéndose en una alternativa creíble y esperanzadora para los nicaragüenses cansados de la dictadura de Ortega. A través de marchas, protestas y acciones de resistencia cívica, los disidentes sandinistas han logrado poner de manifiesto las graves violaciones a los derechos humanos y la crisis política que atraviesa el país.
A pesar de la represión y persecución por parte del gobierno de Ortega, los miembros de Borran han demostrado una valentía y determinación inquebrantables en su lucha por la democracia y la justicia en Nicaragua. Su ejemplo de resistencia pacífica es un recordatorio del espíritu de lucha que caracterizó la Revolución Sandinista y que hoy sigue vigente en la lucha por un país más justo y libre.
En conclusión, el movimiento Borran representa la esperanza de un cambio profundo en Nicaragua, impulsado por antiguos simpatizantes del sandinismo histórico que han decidido alzarse contra la dictadura de Ortega. Su valiente lucha por la democracia y los derechos humanos es un llamado a la solidaridad y la unidad de todos los nicaragüenses que sueñan con un futuro mejor para su país.